Impresiones: "Baldío", un film de Inés de Oliveira Cézar

IMPRESIONES SOBRE "BALDÍO" - DE INÉS DE OLIVEIRA CÉZAR

Por Lamberto Arévalo


El cine dentro del cine surge cuando un film es sostenido por una trama que invita a pensar y sentir que aquello que estamos viendo ya está perdido para siempre; tiene que ser un film que nos lleve a preguntarnos ¿qué pasó?; un film en el que todo lo que pasa conspira contra sus protagonistas, ya sea por la presencia disruptiva de fuerzas externas-malignas, o por la traicionera presencia de fuerzas internas que vienen a revelar que un afuera siempre mortal estuvo dentro de lo conocido-seguro y ya sabido y que además nadie lo había visto. BALDÍO tiene todo eso y más. Encima lo expresa con una sobriedad y una liviandad filosa igual a la de una navaja, que aquí atropella y no deja que uno cierre los ojos ni por un segundo, todo podría terminar de golpe.

Porque todo es ficción en realidad; hace falta un mundo trágico –pregúntenle a Nietzsche si no- para estar convencidos de que la única realidad es la ficcional. Todo el resto es historia y en BALDÍO la historia es una mierda y no tiene sentido perder el tiempo con ella. Hace falta un mundo que explotó, que se cae a pedazos, o que corre serias chances de morir, para sentir que se puede inventar un nuevo amor, o si no estaremos –ya y siempre- muertos... Y un baldío que hasta el momento era (es) paisaje interno, podría tragarse todo lo que aún vive.

Un pibe arrasado por el paco y una mujer arrasada por la actuación y el cine, coinciden sobre una misma tabla de surf. Y, por supuesto, si bien hay que ver cómo sostenerse entre algunas olas, hay muchas olas más que andan cerca y que podrían hacer que lo que pensamos fijo para siempre se caiga definitivamente, o que todo vaya más rápido de lo soportable, o que…

Pero, cuando hay ficción, también es cuando podemos ver -al fin- el vacío que existe permanentemente enfrente y alrededor de nosotros. El plano de esa terraza desierta post-filmación, con una zona techada en donde hasta recién había un montón de gente y ahora tan sólo han quedado unas luces, la noche y la mesa con las sillas vacías, es muy potente y muy difícil de que “funcione bien” en una película; BALDÍO logra que ésa sea una imagen en donde de pronto comienzan a pasar otras cosas que las que hasta ese momento el film nos estaba presentando. Es el momento en donde pareciera que la película presenta su apuesta: ya no hay más tiempo para andar pensando en la familia, en los amigos, en las buenas intenciones, en el trabajo, ni en el arte tampoco. Basta. Es el momento para que aparezca el viento y nos arrastre a todos…



La madre le dice “hijo de puta” a su hijo. El padre le dice a la madre –no se anima mucho más que a decir- que ya lo da por “perdido”. El film, el que están realizando en la película, da la impresión de que podría hacerse sea como sea, y no hay ninguna ironía en eso, la potencia de lo frágil resalta siempre en la película. La fotografía en blanco y negro por momentos es tan hermosa que pareciera que, a propósito, sus artesanas -montajista y directora- hubieran decidido apaciguar-fragilizar esa exuberancia. La actriz protagonista es demoledora y sobria a la vez: ella-personaje jamás (se) angustia, jamás (se) da pena, hasta tiene la potencia de reír(se) un poco en el medio de su diluvio… No muchas actrices son capaces de sostener ese último plano con el que la película se despide y su actriz, de nosotros, fundida en una metamorfosis inclasificable, también.


Lamberto Arévalo

BALDÍO fue estrenada el jueves 22 de Agosto de 2019

Con: Mónica Galán, Gabriel Corrado, Nicolás Mateo, Rafael Spregelburd, Mónica Raiola, Martín Pavlovsky, Agustina Muñoz, Luis Brandoni
Dirección: Inés de Oliveira Cézar
Guionista: Inés de Oliveira Cézar y Saula Benavente
Producción: Inés de Oliveira Cézar y Saula Benavente
Fotografía: Federico Braken
Música: Gustavo Pomeranec
Montaje: Ana Poliak
Dirección arte: Graciela Galán
79’, SAM 13.

Comentarios